Decidir ingresar al Ejército es una aventura emocionante. Pero no voy a mentir, enfrentarse al reconocimiento médico es como enfrentarse a un examen final sin saber exactamente qué estudiaron los demás. Es un paso crucial, y para muchos, una montaña llena de dudas y miedos. ¿Serán mis tatuajes un problema? ¿Qué pasa con mis gafas? ¿Y esas alergias que siempre me han acompañado? Yo me hice esas mismas preguntas y aquí estoy para contarte todo lo que necesitas saber, sin rodeos ni medias tintas.

 

¿Puedo Ingresar al Ejército con Tatuajes?

Primera duda que me atormentaba: mis tatuajes. Había escuchado de todo: que los tatuajes en las manos eran un veto absoluto, que incluso los pequeños podían descalificarte. Ya sabes, rumores de cuartel. Pero, al investigar, descubrí que las cosas han cambiado, y mucho. Los tatuajes visibles, incluso en áreas como el cuello o las manos, ya no son motivo de exclusión.

Claro, no todo vale. Si tienes algo que incite al odio, la violencia o vaya en contra de los valores constitucionales, estás fuera. Por ejemplo, un tatuaje que promueva ideologías extremas, símbolos anticonstitucionales o mensajes políticos radicales será evaluado de forma estricta. Pero, ¿una calavera en el brazo? ¿Una lágrima bajo el ojo? Sin problema, siempre y cuando no tengan connotaciones negativas.

¿Mi consejo? Sé honesto contigo mismo. Si tu tatuaje no tiene ningún mensaje problemático, respira tranquilo y sigue adelante.

 

¿Tengo Problemas de Visión? ¿Eso Me Excluye?

Otro tema que me quitaba el sueño: mis gafas. Llevo gafas desde pequeño y no tenía claro si eso sería un impedimento. Por suerte, el Ejército no excluye automáticamente a quienes usan gafas o lentillas, pero sí establece ciertos límites. Por ejemplo, si usas lentes intraoculares, estarás descalificado. Sin embargo, si te has sometido a cirugía láser, solo necesitas esperar 90 días antes de presentarte.

El día de la prueba me hicieron leer un gráfico con mis gafas puestas. Los requisitos son claros: necesitas ver el 100% con un ojo y al menos el 70% con el otro. ¿Que no cumples? Entonces, lamentablemente, no serás apto. Pero si pasas la prueba, como me ocurrió a mí, todo lo demás será pan comido.

 

¿Las Alergias Me Excluirán?

Tengo alergias. Polvo, ácaros, polen… todo eso está en mi lista negra. Y claro, me preocupaba que esto pudiera impedir mi ingreso. ¿La realidad? Las alergias comunes no son un obstáculo a menos que sean graves o limiten tu capacidad para realizar tareas. Lo que hice fue sencillo: pedí a mi médico un informe detallando mi situación. ¿El resultado? Nada grave, nada excluyente.

Eso sí, si tienes alergias severas o condiciones más complejas, como asma aguda, consulta antes con un especialista. Recuerda que el Ejército evalúa la capacidad funcional, no la perfección médica.

 

¿Qué Pasa con las Cirugías Anteriores?

Este punto me causaba incertidumbre. En mi caso, tuve una operación de apendicitis cuando era niño, y no sabía si eso contaría en mi contra. La buena noticia es que las cirugías previas no son un impedimento, salvo que hayan dejado secuelas importantes.

Por ejemplo, si una cirugía afectó tu movilidad o te dejó problemas crónicos, ahí sí podrías tener problemas. Pero si se trató de algo menor y estás completamente recuperado, no tienes de qué preocuparte. Mi consejo: lleva informes médicos actualizados. No dejes nada a la improvisación.

 

¿El Daltonismo Me Excluye del Ejército?

El daltonismo. Un tema que pasa desapercibido hasta que de repente te hacen una prueba. En mi caso, no era un problema, pero investigué para asegurarme. El daltonismo solo es un impedimento si buscas especialidades como piloto o Ejército del Aire. Si tu camino está en Tierra o Armada, no será motivo de exclusión.

Eso sí, si quieres entrar a aviación, te harán pruebas de visión cromática. Así que asegúrate de estar preparado para ese desafío.

 

Estatura, IMC y Otros Requisitos Físicos

Hablemos de los números: altura, peso, IMC (Índice de Masa Corporal). ¿La realidad? La altura mínima ya no es un requisito general, salvo en plazas específicas que detalla el BOE en cada convocatoria. Sin embargo, el IMC sigue siendo un factor de evaluación. Y aquí viene la clave: no te preocupes si tienes un poco de músculo de más.

En mi caso, mi IMC era elevado, pero por la masa muscular que había ganado entrenando. El médico lo evaluó y no hubo problema. Pero si tu IMC es alto por exceso de grasa corporal, ahí sí puede ser un problema. Mi consejo: prepárate físicamente antes de presentarte.

 

Mi Experiencia en el Reconocimiento Médico: Día del Examen

El día llegó. Nervios, claro, pero también determinación. Me presenté temprano, como a las 8:00 h. Lo primero fue pasar por un detector de metales y entregar cualquier objeto metálico. Luego, llegó el cuestionario médico: 32 preguntas que iban desde cirugías hasta alergias y problemas de visión.

Después vinieron las pruebas. Primero, la de visión, rápida y directa. Luego, una prueba de orina para descartar sustancias ilegales (nada que temer si no has hecho nada indebido). La revisión física incluyó presión arterial, peso, altura y movilidad. Todo minucioso pero sin drama.

Para terminar, la prueba psicológica. Fue un test sobre personalidad, emociones y estrés. Mi consejo aquí es simple: sé tú mismo. No intentes impresionar o engañar al sistema. Se nota.

 

Consejos Finales para el Reconocimiento Médico

1. La honestidad es clave: No ocultes nada. Si hay dudas, lleva documentos médicos que las aclaren.
2. Prepárate físicamente: Mantén un nivel de forma aceptable y asegúrate de cumplir con los requisitos básicos.
3. Lleva todo en orden: Informes médicos, gafas, lentillas… no dejes nada fuera.
4. Relájate: Es un proceso, no una sentencia. Si estás preparado, lo pasarás sin problemas.

¿Conclusión? Con esfuerzo y organización, el reconocimiento médico no tiene por qué ser un obstáculo. Si yo lo logré, tú también puedes. ¡Suerte en tu camino! 💪